La Comunicación Entre Alumnos y Profesores
Por Fabíán Arrelano
La comunicación está presente en todos los ámbitos de la vida humana, es un nexo común entre los hombres y permite su desarrollo, implica el instrumento esencial para la existencia misma del individuo, la formación de la cultura y el progreso social, ello en la medida que permite el establecimiento y consolidación de vínculos entre los sujetos. En la actualidad con el Internet y el crecimiento de medios digitales que traspasan las fronteras, esta comunicación es directa e inmediata, y entreteje una red que la facilita desde diferentes puntos del planeta, lo cual incide en el intercambio de ideas, proyectos, investigaciones, y cualquier información que sea de interés de los usuarios; pero sigue prevaleciendo la comunicación cara a cara dado que el ser humano, necesita del otro en función de sus necesidades.
La educación en un sentido amplio, tiene la fundamental misión de formar al hombre para la vida. La institución educativa es el instrumento básico de sociabilidad, a través del cual cada persona se sitúa en el medio donde vive, aprende a conocerlo, a transformarlo y a ocupar un lugar digno de él. La sociedad, por medio de la educación transciende en el tiempo, revaloriza y enriquece su acervo histórico, crea conciencia de grupo, contribuyendo a la integración de los ciudadanos que comparten elementos comunes de cultura, historia y trabajo.
Por tanto, la educación constituye un hecho social y un derecho humano fundamental, en la misma medida que fenómeno social es, la comunicación, incluso quizás el más difundido dentro de la civilización. Esta simetría de condiciones sustancialmente inherentes al ser humano, hace de la comunicación y educación, partes integradoras de la realidad humana, entendida como el conjunto de procesos y fenómenos de los que participa la persona y que indisolublemente dinamizan entre sí; para posibilitar sus individuales objetivos y para materializar otros mayores de tipo social.
La evolución de las teorías educativas ha debido traer consigo la evolución de las formas de comunicación o de los tipos que ocurren entre los docentes y los estudiantes. Así aparece la definición de comunicación, desde la perspectiva de la relación docente-estudiante, como la transmisión de estímulos para provocar una respuesta y como proceso de gran importancia para el funcionamiento de cualquier grupo educativo. De allí que sin un proceso interpersonal de adecuada comunicación, mal pueda pensarse en vínculos sustentables para profesores y alumnos.
Se tiene entonces, que la intención de la comunicación interpersonal entre docentes y estudiantes; no se identifica puramente con la emisión de un mensaje que es un contenido programático; sino que estos deben estar envueltos en fines contextuales, superiores al mero aprendizaje; referidos a la construcción del propio saber y de estructuras éticas, morales y sociales que permitan luego, el desarrollo profesional dentro de dichas limitantes.
Un proceso de las características descritas, no puede sino implicar una interacción real, vigente, inmediata y eficiente; entre el docente y el estudiante, en una consideración humana que supera el posicionamiento de ambos inscritos al proceso académico.
No obstante, la educación es un tipo de relación que requiere o supone la comunicación de un modo especial. En una empresa, por ejemplo, la comunicación puede restringirse al conocimiento objetivo de la tarea que uno mismo debe realizar y, en todo caso, la relación que guarda con tareas previas o posteriores y que exigen un cierto grado de coordinación. Quizás el clima en tal empresa no sea el mejor para satisfacer las necesidades de relación de sus trabajadores y facilitar la asunción por su parte de los objetivos de la empresa; pero ésta puede, a pesar de ello, alcanzar los objetivos de producción que le son propios. La naturaleza de la educación, en cambio, reclama como condición una comunicación interpersonal, no meramente objetiva, cognoscitiva o impersonal. Ni siquiera proponiéndoselo el profesor puede limitarse a informar a sus alumnos de los contenidos de una materia. Un profesor que no quiera otra cosa que enseñar una asignatura y que renuncia a educar (porque considera que ésa es la función de los padres, o porque no se considera capaz), de hecho transmite a sus alumnos, más allá de los contenidos informativos o conceptuales de la asignatura, sus propias actitudes hacia ella, hacia la educación y hacia sus alumnos. No hay forma de obviar la influencia educativa que tiene la presencia misma del profesor en el aula, en el pasillo o en el patio, lo quiera o no él mismo. Por eso dice Joseph Rassam en su libro El Profesor y los Estudiantes, que “se educa por lo que se es, más que por lo que se dice”. Se enseña también lo que se es más que lo que se sabe. El poder del educador o del profesor depende menos de sus palabras que de la presencia silenciosa y total –que los alumnos disciernen más fácilmente de lo que se cree– del hombre detrás del maestro, y del amigo detrás del hombre. Esa influencia, quizás no buscada pero real, es también una forma de comunicación. De manera que podemos decir no sólo que la educación es una forma de comunicación, cuya especificidad consiste en la intencionalidad educativa, sino que la comunicación es la esencia misma de la educación. Educar es un proceso que sólo se da cuando dos personas asumen la tarea de formar-formarse y cooperan para ese fin, participando, por lo tanto, del mismo objetivo y de los mismos medios.
Entre las dificultades que el docente en su papel de orientador y facilitador, debe conocer están las limitaciones y los problemas de comunicación, mucho de los cuales residen en el hecho de lo complejo de la adecuación entre lo que se quiere decir y lo realmente expresado, entrando en juego una serie factores que deforman el mensaje y lo obstaculizan.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje se presentan barreras o impedimentos para la efectividad de la comunicación interpersonal en torno a la construcción del conocimiento y que son definidos del modo siguiente:
1. Personal: Son interferencias originadas en emociones, valores y limitaciones.
2. Físico. Se originan en torno al ambiente. Por ejemplo, mala distribución del espacio en el aula; maestro demasiado alejado de los alumnos o en una posición fija, dejando fuera de su alcance a un número representativo de alumnos; demasiado ruido en el aula o fuera de ésta; entre otras.
3. Semánticas: Se originan en interpretaciones erróneas de los símbolos y las convenciones que se utilizan para la comunicación.
4. Comunicativo: Son relacionadas con la forma en la que el docente emplea elementos no verbales de la comunicación (consciente e inconsciente).
La comunicación interpersonal entre el estudiante y el docente se ve deteriorada por otras barreras que limitan al estudiante como las lingüísticas, educativas, de infraestructura social y de valores, junto con aquellas que limitan al sistema educativo como la masificación de la matrícula de estudiantes, las condiciones del medio físico, las restricciones para la ejecución de la planificación académica, y la falta de formación del docente en cuanto a competencias para instrumentar estrategias para superar las barreras y viabilizar una comunicación más cercana con el alumnado.
Tomando en consideración estas barreras que inciden en la comunicación interpersonal, para el profesor y ante la diversidad de los individuos que integran las distintas cátedras y sus respectivas secciones, se debe señalar la amplitud que éstas pueden adquirir, ante una heteronomía en la que no influye el docente y que es propia del nivel del alumnado, pero que en la misma medida le impone, el empleo de los medios que le permitan perfeccionar el proceso comunicativo, a un nivel que sea común a todos los sujetos y que no sea susceptible de decaer ante la particularidades sociológicas de cada alumno.
En función de lo expuesto, es importante que tanto docentes como alumnos sepan manejar de manera efectiva la comunicación asertiva. Esto significa que el docente entienda al alumno no como un oyente pasivo, sino un interlocutor activo, y ver la comunicación no como la actuación unilateral de uno que monologa, sino un proceso puesto en marcha entre dos y la palabra, como el elemento más extendido en la comunicación humana.
Fabian A. Arellano.S.
CIV 19.135.713
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